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Mostrando entradas de 2014

León Tolstói - por Rafael Barrett.

Obras completas (Buenos Aires, Americalee, 1943, pp. 535-6).   No ta escrita por Rafael Barrett poco antes de morir, y escrita poco después del entierro en verdad multitudinario del autor de resurrección, un entierro encabezado por campesinos, y en el que no hubo sacerdotes, y si asistió alguna autoridad, tuvo que ser entre la muchedumbre. “En 1879, a los cincuenta y un años de edad, el conde León Tolstói es famoso dentro y fuera de Rusia. Sus libros se traducen a todos los idiomas. Su esposa y sus hijos le adoran y sus mujiks le veneran. Sus costumbres sencillas, el aire libre de los campos, le han hecho sano y recio como un roble. Salud, renombre, riqueza, hogar, supremacía social... ¿qué le falta? ¡Le falta todo, todo! Le falta la paz interior, y si pudiese vivir sin ella, no sería Tolstói lo que es, lo que va a ser. ¿Cuál es el sentido de la vida? Y si la vida no tiene sentido, si el universo es una máquina ciega, desbocada al azar, ¿para qué vivir?

Rudolf Rocker: El socialismo como anti-absolutismo - Por Ángel J. Cappelletti

 Rudolf Rocker: El socialismo como anti-absolutismo -  Por Ángel J. Cappelletti Rudolf Rocker, una de las figuras más activas del anarcosindicalismo alemán en la primera mitad de nuestro siglo, fue también un brillante escritor y pensador. Muy pocas veces se ha logrado un análisis tan serio y profundo de la ideología y la actitud nacionalistas como el que él llevó a cabo en su gran obra Nacionalismo y cultura . Nacido en Maguncia en 1873, huérfano desde muy niño, internado en un asilo y sometido luego al duro aprendizaje de un oficio manual, obtuvo muy poco de sus maestros y casi puede afirmarse que no recibió educación formal alguna. Grumete, zapatero, hojalatero, sastre, tonelero, talabartero, carpintero, recaló, al fin, en un pequeño taller de encuadernación donde comenzó a almacenar ávidamente en su cerebro los libros que sus manos aparejaban para otros. El primer contacto con el socialismo lo hizo, como casi todos los proletarios alemanes de su época, a trav

A los resignados (1905) - Albert Libertad

A los resignados Albert Libertad (13 de abril 1905) Odio a los resignados, tanto como a los inmundos, como a los poltrones. Odio a los resignados, tanto como a los inmundos, como a los poltrones. ¡Odio la resignación! Odio la inmundicia, odio la inacción. Odio al enfermo abatido por alguna fiebre maligna; odio al enfermo imaginario que con un poco de voluntad podría ponerse en pie. Compadezco al hombre encadenado, rodeado de guardianes, aplastado por el peso del hierro y del número. Odio a los soldados, postrados por el peso de un galón o tres estrellas; a los trabajadores, postrados por el peso del capital. Estimo al hombre que dice lo que siente allí donde se encuentra; odio al votante en perpetua conquista de una mayoría. Estimo al sabio aplastado bajo el peso de la investigación científica, odio al individuo que se postra bajo el peso de una fuerza desconocida, de una X cualquiera, de un Dios. Odio a todos aqu

George Woodcock - ALBORES DEL ANARQUISMO*

Los historiadores anarquistas (particularmente Kropotkin, Nettlau y Rocker) han querido encontrar antecedentes a sus propias convicciones entre una gran variedad de escritores y filósofos del pasado. Lao Tzé, Zenón, La Boetie, Fenelón y Diderot figuran entre los predilectos en este sentido. Y Rebelais, por su parte en el delicioso y caballeresco libro en el que describe la Abadía de Théleme, admite el valor del lema libertario “haz lo que quieras”. Movimientos religiosos enteros, tales como los de los anabaptistas, los husistas, los doukhobors y los esenios han sido injertados con ramas del ancestral árbol del anarquismo; y el tolstoiano francés Lechartier no ha sido el único en afirmar que el verdadero fundador del anarquismo fue Jesucristo y… “la primera sociedad anarquista fue la de los apóstoles”. Yo creo que la búsqueda de los antecesores del anarquismo se obstaculiza por cierta confusión existente entre algunas actitudes que radican en el núcleo mismo del anarqui